Retrocede a medias el Gobierno en el órgano de selección de jueces, pero igual lo domina

Consejo de la Magistratura: qué es y cómo funciona tras el recambio de caras


El PJ y aliados le dieron una lección de su propia medicina y lo dejaron a fin de año sin poder degustar la hegemonía que planificaba. Tampoco escenario cuesta arriba porque controla otros estamentos de jueces y abogados. Intriga por sectores que se ofrecerán para negociar el estratégico noveno voto que es clave para elegir magistrados. Posible parate por año electoral más que por cambio en el tablero del poder.

Por Gabriel Morini

El Gobierno cerrará el año con un sabor agridulce en la boca en uno de los temas centrales para el Poder Judicial: el Consejo de la Magistratura. Como nunca, el órgano de selección y remoción de jueces quedó en el medio del tironeo de la política y puso en relieve su importancia estratégica para los objetivos oficiales en la política judicial.

Desconocido para muchos, ajenos a su funcionamiento, integración y balance de poder, el control de ese espacio es clave para ejercer influencia en el mundo de los tribunales.

En la previa de recambio de representantes, el Gobierno tuvo en sus manos la chance histórica de una hegemonía absoluta que no hubiera requerido ningún tipo de acuerdo para elegir a los magistrados ni tampoco para sancionarlos o enviarlos a juicio político.

Sin embargo, algo fallo a último momento. O mejor dicho, la política puso en marcha sus anticuerpos y evitó que la Casa Rosada tuviera un camino de autopista para ejercer control casi irrestricto sobre la justicia. Pese a todo, tampoco será un escenario cuesta arriba para el oficialismo: como nunca antes, hay alianzas firmes con otros miembros de los estamentos de abogados y jueces que le permitirán alcanzar la mayoría especial. La peor consecuencia podría ser un parate de actividades, compatible con lo que se espera de un año electoral.

El Consejo de la Magistratura es el órgano político de conducción del Poder Judicial. Se lo considera “extrapoder” porque su composición integra políticos, jueces y representantes de otros ámbitos con injerencia en el servicio de administración de justicia. La Corte Suprema es la cabeza del Poder Judicial, pero no lo gobierna más que con decisiones administrativas. Tampoco administra el cuantioso dinero que tiene presupuestado el funcionamiento de los tribunales. No compra edificios ni resmas de papel; tampoco licita software ni define mejoras en infraestructura.

De todo eso se encarga el Consejo. Pero más allá de eso, su función central es la de elegir jueces, a través de los concursos; y sancionarlos, ya sea con suspensiones, dinero o el envío para su destitución vía juicio político. Allí radica su importancia.

Está compuesto por 13 miembros. Un representante del Poder Ejecutivo, tres jueces, dos abogados, un representante del ámbito académico y seis consejeros “políticos” (tres por el Senado y tres por Diputados). En ese estamento se dio el trueque de figuras que impactó políticamente en el Gobierno que avanzaba sin sobresaltos en el control total del órgano.

Cambiemos le había arrebatado en 2015 una banca al kirchnerismo tras la realización de un acuerdo parlamentario en el que juntaron firmas de distintos bloques para nominar a un candidato que fue el diputado PRO Pablo Tonelli.

La justicia terminó validando la jugada al filo del reglamento para interpretar que la “mayoría” proponía a ese candidato.

De esa manera se quedaron con dos lugares, sumado a la banca de la UCR. El kirchnerismo había quedado con un solo espacio. Al revés había ocurrido en el Senado. El PJ era la representación mayoritaria y tenía dos asientos, mientras que los radicales tenían el de la minoría.

En el último mes, el grupo peronista que lidera Miguel Ángel Pichetto sufrió varias bajas que amigaron del bloque. Ante esa perspectiva, Cambiemos como interbloque tenía ventaja numérica. Pero a último momento, Pichetto se auto postuló para ocupar una banca y buscó ser secundado por una senadora que responde al grupo de senadores que lidera el gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora.

Así consiguió sumar a los que se fueron y consolidarse como la mayoría. El oficialismo en un momento de la negociación para hacer exactamente lo mismo, levantó el pie del acelerador y dejó que el PJ retenga la mayoría en el Senado. Pero con horas de diferencia, la jugada se repitió en Diputados con otros actores.

El Gobierno descansaba en la tranquilidad de postular a Tonelli nuevamente y dejar la segunda banca para la UCR. Pero un acuerdo entre peronistas, kirchneristas y massistas consiguió que el acuerdo parlamentario fuese más amplio y que el representante de la UCR, Mario Negri se cayera del tablero. En su lugar, la diputada Graciela Camaño, esposa del sindicalista gastonómico Luis Barrionuevo y representante del Frente Renovador tendrá su sillón. Los K mutaron de perfil, el dialoguista dirigente de La Cámpora Eduardo “Wado” de Pedro ocupará el lugar que tenía su colega con perfil más denunciador, Rodolfo Tailhade.

¿Esto significa que se invierte la relación de poder en contra de los intereses del Gobierno? Rotundo “no”. Significa que hubo una señal preocupante para los armadores del oficialismo sobre cómo la oposición (cuando quiere) puede reagruparse en pos de dar un golpe de sentido. Pero de ninguna manera significa una alianza sólida a futuro entre todos los flamantes integrantes.

Ventajas para el Gobierno: Daniel “Tano” Angelici presidente de Boca Juniors pero hábil interlocutor judicial logró solidificar alianzas con los estamentos de jueces y abogados para que el bloque oficialista no tenga fisuras. Por los abogados del interior (una banca) consiguió al filo de los plazos legales que le validen una fusión de candidatos. Triunfó (por sobre los intentos del PJ de nominar a otros abogados) la letrada Marina Sánchez Herrero. Por si quedaran dudas de la autoría intelectual de la lista, su suplente es Carlos Matterson, empresario binguero y abogado del propio Angelici.

El otro representante de la matrícula por la Capital Federal es el abogado y referente de Franja Morada Juan Pablo Más Vélez. Reconocido como independiente su nómina ganadora trae aparejada la sorpresa. Debería dejar su lugar a mitad de mandato para que asuma el legislador porteño Diego Marías, exjefe de Gabinete de Esteban Bullrich. La nómina es de la factoría del Secretario de Legal y Técnica Pablo Clusellas junto al propio Angelici. Así desbancaron el lugar que tenía el oficialismo que conduce el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.

Entre los jueces la cuestión es más difusa pero tampoco escapa a la misma lógica. Juan Manuel Culotta, cercano a Clusellas y ex alumno del Cardenal Newman ocupa una banca junto a otro reconocido anti kirchnerista, el camarista Ricardo Recondo. El tercer lugar lo ocupa alguien de la denominada Lista Celeste, Alberto Lugones, que busca representar posiciones más dialoguistas en la interna de los jueces, pero con mucho más diálogo con sectores oficialistas. La premisa de los jueces es defender a los jueces, por lo general. Habrá que ver cómo entran en acción las alianzas con el bloque oficialista.

Estos son, el representante del Ejecutivo, los dos legisladores que le quedaron, los dos abogados y al menos dos jueces, sumado al académico Diego Molea, a quien ven cercano al bloque oficialista. Son ocho votos. La mayoría absoluta se da con el noveno.

Lugares para que el Gobierno busque negociar el estratégico voto definitivo: el massismo, el peronismo en su versión Pichetto, Zamora o eventualmente el tercer juez si ya no estuviera adentro. Como se ve, el festejo del peronismo fue más simbólico que real. Tampoco había una capacidad del sector opositor para obturar algún movimiento del Consejo y su bloque mayoritario. ¿Se detendrá el avance de más de 300 ternas elevadas? Difícil de pronosticar.

El Gobierno se había puesto como meta cubrir todas las vacantes existentes en el Poder Judicial para el final de su mandato. Es decir, en un año. Lo más probable es que este ritmo se lentifique, más todavía por ser año electoral.

¿Hasta ahora el PJ hizo oposición cerrada a los planes del Gobierno para el Consejo? No. Negociaron gran parte de las ternas, e incluso ya se elevaron las estratégicas: fuero contencioso administrativo federal, Casación y tribunales de Comodoro Py. Queda pendiente el concurso de la Cámara Federal, pero hasta en el fuero comercial (estratégico para empresas) los candidatos esperan la firma de Mauricio Macri para pasar por el Senado.

La cuestión simbólica y política tuvo mucho más peso que un eventual cambio real, pero sacó de las manos la chance de hegemonía total lo que hubiera dejado a la Casa Rosada en posición inédita con respecto al Poder Judicial.

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