Una vuelta por Parque Chas, un laberinto bien porteño

Parque Chas
Apenas visible entre Villa Urquiza, Agronomía y Villa Ortúzar, el barrio Parque Chas seduce con su llamativo trazado de calles circulares, pasajes y casas de estilo inglés construidas en la década de 1920.

Por Cristian Sirouyan

Un elenco cambiante de poetas, cineastas y curiosos se deja llevar por las caprichosas vueltas que dibuja el diseño urbano de Parque Chas, un encantador rincón porteño que late en silencio entre los límites de Villa Urquiza, Agronomía y Villa Ortúzar.

Primero, el barrio desconcierta a los visitantes y enseguida atrapa para siempre a todos aquellos que aciertan en apreciar su atmósfera serena. Parque Chas es un laberinto de líneas oblicuas, diagonales, calles circulares, cortadas y pasajes, cuyos bordes parecen ángeles guardianes que lo mantienen a salvo del ritmo vertiginoso que sacude la ciudad a unos pasos.

Parque Chas
Tal vez inspirados en el cruce de las seis esquinas -donde Victorica y Gándara, las únicas calles rectas del barrio, confluyen con Ávalos- o extraviados en Berlín -la única calle totalmente circular de Buenos Aires-, varios escritores le echaron el ojo a Parque Chas.

La novela “El cantor de tango”, de Tomás Eloy Martínez, recrea este lugar pródigo en leyendas y otros relatos inverosímiles. Luis Luchi declara el entrañable amor por su barrio en el libro “Amores y poemas de Parque Chas”, el mismo sentido de pertenencia que expresaron en 1987 el guionista Ricardo Barreiro y el dibujante Eduardo Risso, autores de una historieta publicada en la revista “Fierro”. A su vez, en “Perdidos en Parque Chas”, Alejandro Dolina describe las desventuras que atraviesa un grupo de amigos, que se pierden irremediablemente entre las calles sin rumbo.

Parque Chas
Este pequeño universo delimitado por la calle La Pampa y las avenidas Triunvirato, De los Incas, Constituyentes, Chorroarín y Combatientes de Malvinas resguarda espacios esenciales de su vida social en el club El Trébol (en Gándara 2840), la escuela pública Petronila Rodríguez (levantada en 1933 en Andonaegui y Hamburgo) y la iglesia San Alfonso, en Barzana y Hamburgo, que perteneció a la orden de los jesuitas y ahora está en manos de los Padres Redentoristas.

El encuentro de calles con reminiscencias europeas (Londres con Berna, Hamburgo con Copenhague, Marsella con Cádiz o Budapest casi esquina Bucarest) alimenta el sueño de un viaje a lejanas latitudes. Pero también puede resultar una trampa para quedarse más tiempo en Parque Chas y seguir descubriendo sus misterios.

Así, el tiempo disponible para una caminata relajada se puede destinar a admirar la robusta fachada que mantiene desde 1927 la vivienda de Ginebra 3830, la única construcción que queda en pie sostenida por materiales del horno de ladrillos que funcionó en Parque Chas hasta mediados de los años ’30.

A cuatro cuadras irregulares de allí, en Pampa 5088 y Gamarra, se conserva intacta una de las primeras veinte casas que perfilaron el barrio, que recién asomaba en el mapa. Balcón en el primer piso, portones y detalles en madera decoran esa reliquia de 1925.

El recorrido por el pasado tiene otros mojones ineludibles en el chalé escondido en el centro de la manzana, con entrada por Ginebra 4044. Allí tuvo su sede el club Almagro, hoy afincado en el partido de Tres de Febrero. Hasta 1937, el Tricolor de José Ingenieros tuvo su primera cancha en La Háya y Gándara, Parque Chas.

A la vuelta de allí, en Ballivián y Bauness -en dirección a la generosa sombra y el Polideportivo de la plaza Éxodo Jujeño-, la casa que perteneció a Inés Fernández Moreno -la hija de Baldomero- recuerda el sitio donde la escritora encontró el mejor entorno para crear el cuento “Milagro en Parque Chas”.

Hay más para descubrir, pero el autor de esta nota se toma su tiempo, aunque -en realidad- no sabe bien por dónde seguir, desorientado en Bauness esquina Bauness.

Imperdible

En Pedro Morán 2147, apenas media cuadra separa Cultural Morán de Avenida de los Constituyentes, la frontera oeste de Parque Chas. Este espacio del barrio Agronomía dedicado a la cultura popular, la divulgación de temas coyunturales de interés general y la docencia abrió sus puertas al público, en abril de 2018, en las instalaciones recuperadas de una fábrica metalúrgica.

Centro Cultural Moran
El lugar suele ser un imán que atrae a vecinos y artistas, un lugar de encuentro sostenido por charlas con debate, cursos, talleres, seminarios, actividades barriales, obras de teatro, música en vivo, cine y exposiciones. También funcionan en Cultural Morán una Escuela de Teatro y la Escuela de Economía Política, que coordinan Augusto Costa y Carli Bianco. El bar del centro cultural propone largas charlas entre amigos, amenizadas con tragos, pizzas, hamburguesas y sándwiches.

Fuente portal de la Cooperativa de Editores Barriales EBC

www.ebcprensacooperativa.net.ar
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