#NiUnaMenos: El día del hartazgo, cuando gritamos ¡Basta de femicidios!

El miércoles 3 de junio una multitud de mujeres, varones, trans, niños y niñas colmó la Plaza de los Dos Congresos y sus alrededores para gritar ¡Basta de femicidios!

Por Mariana Vaccaro

El #NiUnaMenos explotó en las redes sociales, los medios de Argentina y el mundo le dedicaron la primera plana. La convocatoria prendió tanto que no faltó la foto con el cartelito en manos de Marcello Tinelli, ícono televisivo de la cosificación de las mujeres, y Susana Giménez, que sigue recordando con cariño al boxeador Carlos Monzón, quien fue su novio, condenado por matar a su esposa (femicidio).

Esta masificación tiene un costado que repudio: la hipocresía de los personajes que vacían de contenido el concepto de femicidio (ya que presentan a los asesinatos de mujeres como casos aislados y no como producto de la violencia machista que ellos mismo reproducen).

Pero por otro lado, me alegro de que la consigna haya desbordado sus habituales límites, haya trascendido las luchas de las activistas feministas que levantan esta bandera desde hace tanto.

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El 3 de junio miles de personas: mujeres, varones, trans, niños y niñas estuvieron frente al Congreso desde antes de las 5 de la tarde y hasta pasadas las 10 de la noche. Más allá de por qué fueron, el hecho de que hayan estado todas y todos con una misma bandera resquebrajó la normalidad, nombró como femicidios lo que antes eran crímenes pasionales.

Caminando entre la gente agolpada en la plaza y en las calles que rodean el Congreso Nacional la escena se repetía: grupos debatiendo sobre la violencia de género.

Temas como la mínima cantidad de mujeres en puestos directivos en los trabajos, los denigrantes y mal llamados “piropos” en la calle, las violaciones y justificaciones (¿cómo estaba vestida la chica?, en lugar de ¿cómo educaron al chico?), los golpeadores y los que con sutileza controlan y manipulan, todo esto, todo lo que se vive habitualmente se nombró.

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A pesar de que la violencia es un tema denso la energía que había en la plaza se mezclaba entre la indignación y la alegría de estar todas juntas unidas para cambiar la sociedad (junto a los hombres que nos acompañaron)

Hasta el cierre de esta edición el cambio que se percibió es la creación de un registro oficial de los femicidios, ya que hasta ahora el Estado no cuantificaba de ninguna manera los crímenes por violencia de género, era la asociación civil “La Casa del Encuentro” la única institución que los relevaba.

El desafió no está cumplido, porque para que no haya violencia tiene que cambiar toda la estructuración de la sociedad.

Sin embargo el impulso está, la sensación interna de un cambio permanece.

Tal vez la mecha que hará estallar el patriarcado (organización social que empodera a los varones sobre las mujeres) se prendió el 3 de junio, ya que difícilmente podamos volver a aceptar la sumisión femenina.


Testimonios

Pamela Salgado 29 años: “La marcha me generó mucho… Sensaciones antagónicas de alegría y tristeza, las ganas de luchar y la impotencia de ver tanta injusticia en la sociedad. El ‘no estamos todas’ se escuchaba en toda la plaza frente al Congreso y me fui con eso en la cabeza, entre imágenes y pensamientos. Creo que la marcha #NiUnaMenos significa un motivo más para mirar en nuestro interior y ver qué tipo de sociedad queremos, sin echar culpas y con plena responsabilidad de ver qué hacemos para cambiar las cosas y cómo. Creo necesario un cambio de mentalidad a nivel social, des-naturalización de ciertas construcciones sociales que son deshumanizadoras, dictatoriales e injustas. Para esto es importante hacer visibles las problemáticas sociales que nos rodean, la violencia física o simbólica que vivimos y sentimos a diario, en la calle, en los trabajos, en las instituciones, en la vida… No hay que naturalizar los actos violentos o justificarlos con la estigmatización de las víctimas; como tampoco las relaciones sociales donde las personas pasan a ser bienes intercambiables, usables y desechables. Recién cuando todos podamos ver el problema de fondo, que nos involucra a todos más allá del género, después de muchas marchas como la del 3 de junio y acciones de lucha todos los días, cada uno con su granito de arena respetando a ‘las otras y los otros’, recién ahí vamos a poder ver un cambio. Sin olvidar que la utopía está en el horizonte y siempre se mueve un poco más allá… – Gracias Galeano! -”.

Carolina Ferreiro 25 años: “La marcha me emocionó porque al estar ahí terminé de darme cuenta de lo real del problema, de que todos los que estábamos ahí estábamos de acuerdo y vivimos y/o vemos la violencia día a día. Y también pensé que yo estaba ahí reclamando o expresándome, pero que muchas mujeres no pudieron hacerlo o murieron por culpa de semejante violencia. Estando ahí presente, terminé de entender la realidad y magnitud, lo sentí cerca. Y por otra parte, más allá de la repercusión mediática y en redes sociales, creo que de verdad fue un punto de partida, significó un llamado de atención y creo que es el primer paso de un gran cambio cultural, que va a llevar tiempo sin dudas, pero creo que tomamos conciencia de que es hora de cambiar, y que son muchas las personas que están dispuestas a aportar, aunque sea un granito de arena, para que este cambio se produzca”.

Maby Maqueira 28 años: “Fue un día histórico. Miles de mujeres, hombres y niños de todo el país nos unimos en un grito en contra de la violencia de género. Se sentía en la plaza la necesidad de volver el tiempo atrás para salvar a todas las mujeres que perdieron su vida en causas injustas por culpa de las perversidades de los hombres. Tomamos consciencia como sociedad que tenemos que luchar para cambiar un paradigma instalado. Para educar a los niños como hombres y no como ‘machos’, con valores de igualdad entre hombres y mujeres y romper con los patrones patriarcales. Las banderas de ‘Ni una Menos’, ‘Si te maltrata no te quiere’, ‘No estamos solas y si tocan a una tocan a todas’ entre otros, representan mensajes de repudio ante la gran cantidad de femicidios que ocurren en nuestro país. Como reflexión considero que debemos seguir con estas acciones hasta que se reglamente la ley y muchas víctimas de la violencia machista dejen de serlo”.

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